Actitud positiva en el nadador
Actitud positiva ¿Cómo conseguirla?
La actitud con la que el nadador afronta
unas series de entrenamientos va a determinar en gran parte su rendimiento.
Veamos cómo conseguir una actitud positiva que permita al nadador desarrollar
todo su potencial, eliminar la posible ansiedad y poder disfrutar compitiendo.
Es evidente que lo más importante en la
competición es el resultado que se obtiene. En líneas generales podemos dividir
a los nadadores en dos grupos dependiendo de la actitud que tengan a la hora de
intentar conseguir un buen resultado: aquellos que van al entrenamiento con la
actitud de conseguir un buen resultado concentrándose en el estilo, vueltas,
salidas, etc. y aquellos que creen que para conseguir un buen resultado es
asistir simplemente a la clase. Ningún nadador está al cien por cien con una
actitud u otra pero sí que podemos decir que existe una predisposición más
acusada hacia un lado u otro.
Esta predisposición va a depender de
diversos factores como la auto confianza que el nadador tenga en un momento
determinado, las expectativas que tenga el nadador y los objetivos que se haya
marcado. Incluso esta predisposición puede variar a lo largo del recorrido. Se
puede salir con una actitud positiva o negativa y dependiendo del resultado de
los primeros entrenamientos, si son buenos o malos, cambiar su predisposición
a la hora de ejecutar los siguientes entrenamientos. Para conseguir que esto no
suceda es básico que el nadador tenga interiorizada una actitud positiva que
sea tan fuerte y esté tan bien arraigada que factores externos como el
resultado no puedan influirle.
Los nadadores con una actitud negativa
suelen tener una autoconfianza baja y como confían poco en ellos mismos se
conforman con no fallar viendo difícil la mejora en los entrenamientos. Ven más
probable y fácil no cometer errores. Esta actitud, cuando es muy acusada, lo único
que produce es el miedo al fallo; éste suele ser el
problema más habitual en los test de tiempos ya que el nadador está pensando
solamente en las consecuencias de fallar
o no realizar el tiempo esperado. El “miedo al fallo” lo que produce es
un aumento del nivel de activación (nervios excesivos), ansiedad y agobio, fallos
de concentración ya que está más pendiente de lo que no tiene que hacer que de
lo que realmente tiene que hacer, ir muy pendiente del resultado en vez de
poner atención en un buen nado, incapacidad para soltarse (exceso de tensión).
Con esta actitud la autoconfianza nunca se recupera y el nadador entra en un
circulo vicioso (como no tengo autoconfianza no puedo nadar de otra manera). El
nadador raramente se puede divertir en la pileta o disfrutar de la competición
aunque el resultado sea bueno, ya que no puede permitirse relajarse porque el
fallo puede venir en cualquier momento lo que hace que la competición se
perciba como una situación muy estresante y como un reto difícil de superar.
En contraposición los nadadores con una
actitud positiva y que entrenan con la mentalidad de mejora constante suelen
tener una autoconfianza alta, están motivados por conseguir el éxito y no por
evitar el fracaso, se marcan objetivos más altos, disfrutan de la competición
ya que para ellos es un reto y una excelente oportunidad de demostrar sus
habilidades. Su concentración es correcta ya que están pensando solamente en lo
que tienen que hacer, su nivel de activación es el adecuado, se recuperan mejor
de los errores y suelen tener mayor control mental y emocional.
En resumen que dependiendo de la actitud que el
nadador tenga, la competición se ve como algo positivo o negativo y que para conseguir
una actitud positiva lo que hay que hacer es tener muy claro cuál es el
potencial que uno tiene realmente y a partir de aquí intentar desarrollarlo
durante la competición sin importar las consecuencias ni el resultado que se
obtenga. Si conseguimos entrenar diariamente con una actitud positiva estable
podemos estar seguros que nuestra mente va a jugar a nuestro favor.
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